“DEL SUELO AL CIELO”
Escrito por: Róger Trujillo Jr. // Las Vegas NV USA //Marzo 20/2020
A medida que te adentras en la cumbre del Everest el desafío se vuelve mayor -dicen los expertos- Y en el boxeo subir categorías e imponerse ha sido una “ zona de muerte” de la que pocos han escapado.
ENTRE ASES.
Román González ha superado la mayor prueba de máximo esfuerzo y su KO al británico Khalid Yafai demuestra que su retorno no es una farsa. Su Némesis el tailandés Rungvisai es igualmente responsable de su resurgimiento, queda claro que se reinventó tras la derrota. Lo hizo sin dar concesiones. Su efectividad repitiendo con precisión el jab y la derecha demoledora se pudo masticar en cada minuto de la pelea; un hecho que se defiende por si mismo.
González ha rivalizado con lo mejor de su época; ofreciendo “un largo recital” boxístico que ya es parte de la memoria colectiva a pesar de que se le cuestione la victoria frente al “Gallo Estrada” en las 108 libras. Yo lo vi ganar estoicamente aquel duelo fantástico aunque la cerrada lucha dejó suficiente madeja para enhebrar una revancha millonaria que parece inminente.
Se habla de lo difícil que ha sido su recorrido en una cuarta categoría. Situación que para mi no lo disminuye -sino todo lo contrario- le agrega unas cuantas pulgadas más a su nivel como boxeador, puesto que no ha tomado veredas sino el boleto más difícil para cada reto.
¿No son las exigencias más robustas las que construyen figuras legendarias? La grandeza de Federer llevada más allá del límite contra Nadal en la final de Wimbledon 2008 repleta de virtuosismo y fortaleza física es un muestrario que identifica a los Ases.
ROMÁN, EL CRACK.
En la cúspide de su poder como los Cesáres luego de domesticar en tres categorías a todos sus rivales Chocolatito expandió sus dominios incursionando en el casillero de 115 libras. El nuevo reto significó una lucha tenaz contra Carlos “El Príncipe” Cuadras a quién le arrebató la corona del CMB en el Forum de Inglewood CA; no sin antes cruzar heroicamente el infierno de Dante en todos sus estadios.
Aquella noche el azteca salió de su anonimato habitual explotando de forma concentrada durante doce asaltos toda su capacidad exigiendo de su rival en turno esa búsqueda de lo eterno.
¿Quién pone bandera en el vértice sin agotar su último recurso para llegar ahí? Román lo hizo y eso verifica su vocación, hazaña que dimensiona correctamente la auténtica figura de González.
¿VICTORIAS SIN RIESGOS?
Batallas como la de Rungvisai ( I ) en New York fotografían una amalgama portentosa de virtudes sobre el ring, las que lo sacaron a flote precisamente, aunque el cuerpo arbitral viese lo opuesto. La mezcla de los dos enfrentamientos citados contra Cuadras & Srisaket ( I ) nos dice mucho sobre Chocolatito. Su excepcionalidad en los tinglados inequívocamente le permite alargar su recorrido. Su ejecutoria enigmática es una reminiscencia de Frazier disparando “granadas” por doquier. ¿No son esos retos los que definen la verdadera estatura de un símbolo?
Ha vuelto Chocolatito, una obra de la imaginación…elemento aglutinador que ha renovado con sus casi cincuenta batallas los casilleros pequeños. Nada hay, entre 105 y 115 libras en el pugilismo, que vaya más lejos que el mejor Román -incluso El Finito López- con quien el nicaragüense se mide y lo supera en la memorabilia de los clásicos.
Mucha gente circula en una misma dirección, temerosa de explorar nuevas rutas. Pero de pronto aparecen seres como Román González, derribando obstáculos, construyendo con ahínco lo que otros solamente soñarían. Sus combinaciones parecen tener música y por ende sonidos, todos expuestos en una ficha que colecciona peleas imprescindibles.
Después de verlo noquear al inglés Yafai en Texas creo que bien podría parafrasear a Rubén y decirnos : “Yo soy aquel del que ayer no más decían”
