Nacho Beristáin & Juan Manuel Márquez (Foto Cortesía)

“Al Boxeo Lo Respetas” Don Nacho Beristáin

Nacho Beristáin: Difícil que pueda irme de Fistiana. Sin titubear un momento, Ignacio Beristáin dice que, para él, el boxeo es demasiado atractivo como para no seguir en él, y, también, para poder decirles a los jóvenes peleadores que, si quieren llegar lejos, “tienen verdaderamente que romperse el cuero y ser disciplinados”.



“O no van a llegar a ningún lado”, señala el mánager en una charla con el Diario, cuya segunda entrega ofrecemos hoy. “Al boxeo lo respetas”.


¿Cuántos campeones han pasado por sus manos?


“Hace un tiempo, en Chiapas, un señor yucateco se acercó y me pidió que subiera a su hijo. Le dicen el “Muecas” Solís (Luis Solís). La verdad es que no podía porque estaba cansado. Me pidió por favor que le ayudara, que no tenía dinero, pero buscaba cómo sacar una feria para darme. Sin problemas, me convenció y subimos. El muchacho ganó el campeonato, creo de la Federación o no sé de qué, pero era un título mundial. Hace unas semanas, otro de mis peleadores ganó ese cinto en Tijuana. Sin el paisano tuyo, 29, con el ‘Yucatuercas’, como le digo, entonces 30”.


Usted trabajó con los Guty Espadas también…


Con Guty señor, mis respetos. Estamos hablando de uno de los grandes peleadores, no de estatura porque es pequeño. Pero grande de grandeza, es un peleador grandioso Guty padre. Simpatiquísimo, porque el tiempo que vino su hijo aquí con nosotros, era divertido tenerlo porque… tremendo tipo. La amistad muy valiosa de ellos”.


¿Cómo fue la preparación de Guty Jr. y la pelea ante Erik Morales?


“Me contactan en un hotel de Ciudad de México, donde llegaron para la pelea de “Finito” López contra un yucateco (“Candelita” Várguez). Wílliam Abraham estaba con su hijo Mario. Pero déjeme decir que fui gran admirador de don Wílliam. Me hablaron y me dijo, con respeto: “Don Nacho, quiero un favor. Tengo un ahijado que es boxeador, quiero que lo entrene para ver si logra ser campeón del mundo antes de que les falle y me vaya”. Y acepté. Se reportó rápido el negrito, un peleador de buena estatura, buen boxeador, trabajó duro. Pero la verdad era medio difícil al inicio, pero cuando se aplicó, trabajó fuerte. Y gracias a Dios cumplimos con lo que el señor Abraham quería: que su ahijado fuera campeón del mundo antes de morir. Al que le echaron para la pelea grande (Luisito Espinosa) pegaba durísimo y le peleó bien y le ganó”.


Y cuando peleó con Erik Morales (2001) lo lastimó, pero le quitaron el título en Las Vegas. Fue una gran pelea y siento que se la robaron. Yo siento que Guty le ganó, por eso Erik hasta le levantó la mano después, en señal de que se había topado con un gran rival. La cumbre de su carrera fue guiando a Juan Manuel Márquez en la serie de peleas ante Manny Pacquiao


“Es una bonita historia. La primera fue una verdadera tortura: lo tiraron tres veces, pero se recuperó. Juan se levantó y le dio una gran pelea que merecía ganar, y solo le dieron el empate. Insisto: debió ganar. Era doble campeón y retuvo el título, pero no me gustó el empate. En las otras dos, lo que puedo decir es que lo maltrataron, le pagaron muy poco. Porque Bob Arum siempre le pagó más a su peleador. Eso no estaba bien. La cuarta fue apoteósica para los mexicanos. Fue algo histórico porque ponerlo en la lona de la forma en que lo hizo fue una maravilla para todo el mundo. Juan lo prendió como nunca nadie imaginó. Y no, no fue golpe de suerte. Juan Manuel buscaba la forma de engancharlo, para eso entrena, son muchas cosas que se hacen. Y mire el vídeo y vea cómo saca la mano para conectarle”.


¿Se convirtió “Dinamita” en el ídolo que todo México esperaba, tras las grandes leyendas?


“A la altura de los grandes, porque ya no hay boxeadores a los que admires o quieras por su pasión en el boxeo, no figurines. Esos que te hacían ir a verlos pelear, que saludabas en la calle, como el “Ratón” Macías, el “Púas” Olivares, con Julio César Chávez papá… Pero igual hay que colar a esa lista a Marco Antonio Barrera, a Erik Morales. A Miguel Canto. Hoy ya no hay esas figuras. Y el que está, lo sobreprotegen”…


¿De quién hablas? ¿Del que pienso? Pues pensamos igual. No se puede tapar el sol con un dedo, el chico ha tenido la fortuna de que lo han protegido, han protegido su carrera, por eso ha avanzado hasta donde está. Pero sí, como dices, protegen a la gallina de los huevos de oro. Algunas peleas que no las ganó, y eso deja mucho que desear, o los rivales que le ponen… O sea… algunos se inclinan descarado. Pero mire, ha mejorado, no es todo lo malo que la gente piensa. Es buen boxeador a secas, pero no eso que dicen que es el mejor libra por libra o el chiquitibum a la bimbombao. No, eso no.

Y después de lo que ha ganado, ¿siente que puede decir misión cumplida? ¿O qué dice usted al llegar al gimnasio a a las 8 de la mañana, antes que todos?


“Soy feliz en el boxeo, es lo único que me mantiene aquí. Fui a Tijuana a un viaje que me reprobaron muchos, mi hija que está en Inglaterra se enfureció. Llegué, preparé a mis peleadores, subimos y ganamos. Me dio un tirón, pero ya al día siguiente me recuperé y aquí me tiene. El boxeo es demasiado atractivo como para no ir. Va a estar muy difícil que yo diga no voy. Lo primero es subirme a mi carro y venir a entrenar con Juan, termina y se va y me voy. Peleará una de exhibición con Miguel Ángel Cotto. Y le dije: “Cuando pelees, hasta el mismo infierno voy contigo. Y me iré con él”.


Estoy leyendo un libro que escribió un doctor de allá de ustedes que se apellida Fritz (Miguel Ángel Fritz), que es un chin… con esa historia. Habla de entrenadores muy buenos y me escogió para estar en su libro. Allá digo que el boxeo es algo tan especial para mí, que la única forma de que lo deje, es que me saquen con los pies por delante.— Gaspar Silveira


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